4. Los niños se vuelven
auditores activos
Los niños que estudian por
el Método Brainin
aprenden a reconocer
rápidamente y ordenar en
forma discriminada, los
enlaces existentes entre los
elementos del lenguaje
musical. Esto significa que
ellos están en condiciones
de descifrar un mensaje,
escrito en el lenguaje
musical, comprendiéndolo
simultáneamente de forma
consciente e intuitiva. De
tal forma los pequeños se
vuelven auditores activos,
capaces de seguir con
atención uno u otro texto
musical. En la práctica de
los ejercicios, diseñados en
forma lúdica, transcurre muy
poco tiempo hasta el momento
en que los niños comienzan a
demostrar cuan fácilmente
pueden pre-oir (pronosticar)
la continuación de un texto
musical, así como completar
los detalles faltantes en
una frase sonora. Sin ningún
problema los niños aprenden
a reconocer las notas
“falsas” y reemplazarlas por
las correctas en su oído
interno. Esta habilidad de
la audición interna se
desarrolla a medida que se
aplica el Método; al
convertirse en “auditores
activos” los pequeños
adquieren la capacidad de
oír la música cotejando lo
que suena con su propia idea
anticipada. Este paralelismo
de la percepción musical
provoca, ante todo, un
desarrollo de cualidades
analíticas, así como el
desarrollo de la
imaginación, induciendo a
los niños hacia un
razonamiento múltiple y una
percepción activa. Este
aspecto es muy importante no
sólo para los niños que
tienden a seguir una carrera
musical, sino para el
desarrollo armónico del
intelecto, prodigando además
el beneficio de educar en el
alumno la capacidad de
disfrutar sin límites la
audición de la música.