El
razonamiento musical
En
este capítulo el término “razonamiento musical” no se utiliza con el
significado de manejo de conceptos musicológicos, análisis de la música o
semejantes. El razonamiento como tal (reflexivo, cognoscitivo) supone la
diferenciación entre los similar y lo disímil, la estructuración ideal y
propia del objeto en el proceso del conocimiento, la capacidad de análisis de
la información recibida que permite que en cada momento de la percepción se
ejecute una síntesis conceptual ideal del objeto percibido, cuyo resultado sea
la fijación mental de una imagen adecuada del mismo.
El
aprendizaje de lo que comprendemos como “lenguaje musical” será para
nosotros el legítimo desarrollo del razonamiento musical, donde la capacidad de
pronóstico de la información musical percibida, la de continuar la entonación
propuesta por el compositor y la participación activa en el proceso de
composición sean indicios de desarrollo del razonamiento musical.
La
materia “Desarrollo del razonamiento musical” constituye una disciplina
integral que involucra todo el círculo de conocimientos y habilidades
estudiadas tradicionalmente en los programas de “solfeo”, “teoría de la música”
y “literatura musical”.
El
enlace del solfeo con la teoría musical es evidente, sin embargo estas dos
disciplinas en muchos programas pedagógicos musicales están separados. En
consecuencia los conocimientos teóricos con frecuencia no se respaldan por
impresiones auditivas y resultan infructuosos. Pienso que el curso de teoría no
debe enseñarse de forma abstracta y separada de disciplinas prácticas: solfeo
y especialidad. Se supone que los conocimientos teóricos deben ser introducidos
a medida que lo requiera la práctica, tanto en clases de solfeo como de
especialidad, y solamente en etapas más avanzadas sistematizados en una
disciplina separada. De tal forma se hablará no de teoría como tal, sino de
una “teoría que se puede escuchar”.
Lo
mismo ocurre con la materia “literatura musical” cuyo enlace con el solfeo
no es tan evidente, sin embargo existe. Durante los primeros años de estudio el
alumno no domina aún el bagaje musical de impresiones musicales necesario para
entrar a sistematizar estos conocimientos. La sistematización de conocimientos
que hasta entonces no hayan sido “escuchados” resulta improductiva. El interés
surgirá únicamente cuando la música ya haya sido “interiorizada”, es
decir “filtrada” por dentro y escuchada con el oído interno.
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